No puedes soportar que te abracen o besen. Literalmente no soportas a la gente que se te tira encima para demostrar cariño todo el tiempo, no entiendes cuál es la necesidad de toquetear a las personas el 90% del tiempo.
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No, no compartes tu vaso ni tu comida. No es que seas asquienta (o quizás sí), pero no aguantas que los demás cojan tus cosas y luego las dejen ahí para que tú las continúes comiendo.
Te han dicho que cuando tengas pareja se te pasará lo del odio al contacto físico. Y aún así no sucede, aunque estés con pareja o saliendo con alguien, de todos modos no llegas a ser cariñosa, lo abrazas y besas sí, pero lo necesario. Eso sí, con él puede ser diferente, pero con los demás sigues igual.
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Dices más “no me toques” que “hola” en todo tu día. Porque para ser sinceros, la gente suele tocar más de lo que habla y tú lo odias. (Y la verdad, quién no)
Tienes un don para esquivar a las personas cuando sabes que te van a tocar. Ya aprendiste cómo evitar situaciones incómodas donde sabes que habrán abrazos, besos y toques en general.
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Esta es tu cara cuando alguien te abraza y no alcanzas a evitarlo. Solo cuando es una amiga muy cernca o un familiar tratas de contar hasta 3 antes de salir conrriendo.
Aunque, a veces rompes la regla y abrazas sólo a quienes más quieres. Hasta que recuerdas que odias el contacto físico