Después de un largo día de estar en la cárcel de tetas...
Cuando por fin puedes ser libre
Sientes el aire fresco contra tus pechos.
Es un gran alivio.
Te sientes como si estuvieras volando.
Libertad por fin.
Adiós sostén, hasta nunca.
Te liberas.
El viento fluye sobre tu pecho.
Tus ojos se voltean de alivio.