¿Cuántas veces debes tener sexo con tu pareja para ser más felices?

¿Tener más sexo te hará feliz? Todo lo que necesitas saber para tener una vida sexual plena.

Frecuencia sexual con tu pareja. | Fuente: Pexels

Cuando hablamos de sexo, cada persona es diferente en cuanto a gustos y necesidades, como las posturas, duración, frecuencia, horarios, lugares.

A lo largo de los años diversos estudios intentaron calcular cuál es la cantidad de sexo semanal ideal para llevar una vida sexual plena. Al respecto, una investigación del año pasado publicada en el “Britain's National Survey of Sexual Attitudes and Lifestyles” y otro estudio del “Society for Personality and Social Psychology”, indican que las parejas que tienen sexo al menos una vez a la semana son mucho más felices que el resto.

Un reconocido terapeuta sexual estadounidense, Peter Kanaris, reveló al diario Usa Today que la cifra adecuada era precisamente “un día, una vez a la semana”, aunque la frecuencia dependía también mucho de la edad: “Las personas de entre 40 y 50 años suelen practicar sexo una vez por semana, mientras que los jóvenes menores de 30 lo suelen hacer unas dos veces a la semana”, aseguró.

Según indicó el especialista, tener sexo una vez por semana es lo óptimo, ya que eliminamos la presión de “cumplir con la pareja lo suficiente”, aunque recalca que la felicidad no depende tanto de la frecuencia sexual, sino del placer que siente la pareja con respecto a esa frecuencia.

"Lo que deben hacer las personas es mirarlo con perspectiva en cuanto a su satisfacción sexual, no en la cantidad de sexo que tienen. Si una pareja está sexualmente satisfecha, entonces ya está, ese es el objetivo, y nada más importa”, agregó.

FRECUENCIA HA DISMINUIDO

Durante estos años, los expertos afirman que la frecuencia con la que tenemos relaciones sexuales ha disminuido bastante y el sexo cada vez dura menos.

Y es que esto se debe a varios factores negativos relacionados con la vida misma, como el estrés económico o laboral, el uso de medicamentos como antidepresivos o ansiolíticos, problemas familiares y hasta el uso del celular antes de ir a dormir.

 

 

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